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First published on Noviembre 18, 2025 • Last updated on Noviembre 18, 2025.
Conectando con la naturaleza, la comunidad y la sabiduría ancestral en Colombia
Desde el momento en que llegué a Cali, me envolvió su cálido ambiente y la riqueza de su gastronomía, influenciada por las tradiciones del Pacífico Colombiano. Allí conocí a
Lina me llevó a conocer lugares únicos como Karmela Cocina, un restaurante que fusiona la herencia africana y mestiza con un toque contemporáneo. Cada plato fue una revelación de sabores. Después de despedirnos de Cali, emprendimos juntas el camino hacia un lugar especial: La Finca La Dicha.
La Dicha: Un Refugio de Regeneración y Conexión
Ubicada a menos de una hora de Cali, entre cafetales y bosques, La Dicha es mucho más que una finca: es un espacio regenerativo donde la naturaleza y las personas conviven en armonía.
Desde mi llegada, Lina me mostró cada rincón de este lugar lleno de vida. Aquí comparte su día a día con animales de granja como Junior, un simpático cerdito, y con aves silvestres cuyo canto da vida al paisaje.
El hospedaje es acogedor y está completamente integrado al entorno. Dormí rodeada de verdor, cobijada por la neblina del bosque y con el canto de las aves como banda sonora. En nuestras caminatas, Lina y yo pajareamos, reímos y reflexionamos sobre el equilibrio que ella y su madre, Paulina, han cultivado con tanto amor y compromiso.
Turismo Regenerativo: Devolver Más de lo que Tomamos
Durante mi estancia, Lina compartió su filosofía de turismo regenerativo, que va más allá de conservar: busca sanar. Su proyecto, Biotácora, organiza experiencias que conectan a los viajeros con la biodiversidad y las culturas locales.
Este trabajo ha sido reconocido oficialmente con
MERCADAGRO: Sabores, Aromas y Tradición Sostenible
Una de las experiencias más enriquecedoras fue visitar el Mercado Agroecológico de Dagua (MERCADAGRO). Lina y su madre me guiaron por este espacio lleno de vida, donde productores locales ofrecen frutas, verduras y productos transformados sin químicos.
Probé alimentos cultivados con prácticas sostenibles y aprendí sobre ingredientes tradicionales como la flor de Quereme (Lantana camara), usada en jabones y colonias por sus propiedades relajantes.
Quedé completamente cautivada por el emprendimiento Hierba Buena Herbolaria, dedicado a la elaboración de aceites esenciales con plantas como el prontoalivio (Clerodendrum serratum), de propiedades antiinflamatorias, además de otras más conocidas como la lavanda. Me enamoré de sus aromas y me llevé tantos productos como pude. Ahora, sinceramente espero quedarme sin ellos… será la excusa perfecta para volver.
Mientras recorríamos los puestos, nos detuvimos a admirar unas artesanías de aves cuyos ojos parecían observarnos. Luego, disfrutamos de un café delicioso en un rincón encantador del mercado, acompañado de un postre, cortesía del antojo de la mamá de Lina.
Cada detalle invitaba a detenerse y reflexionar. Este mercado representa la unión viva entre tradiciones ancestrales y prácticas modernas de sostenibilidad.
WAMBID: Sabiduría Ancestral y Comunidad Viva
El destino quiso que en este lugar nos encontráramos con la gran Maestra, quien, al ver a Lina y a su madre, las abrazó con emoción. Nos invitó a compartir un almuerzo y a conocer su proyecto en
Más tarde se nos unió José Luis, quien compartió vívidos recuerdos de su tiempo viviendo en Ecuador en 1999, incluyendo la erupción del volcán Guagua Pichincha y los paisajes impresionantes que aún guarda en su memoria.
Jamás imaginé que aún existieran comunidades como esta—lugares donde la vida cotidiana se guía por una filosofía de armonía y reciprocidad. WAMBID es una escuela viva de saberes ancestrales, donde personas de diferentes orígenes se reúnen para aprender, aportar y convivir en comunidad. Su modelo de vida se basa en la siembra, la cosecha, el reciclaje, la reutilización y el trabajo colectivo, donde el esfuerzo compartido genera beneficios compartidos. Aquí, la cosmovisión ancestral y la sostenibilidad moderna se entrelazan de forma admirable.
Desde aprender sobre medicina tradicional hasta reflexionar sobre la conexión entre los seres humanos y el mundo natural, esta experiencia fue una puerta a un conocimiento profundo que rara vez se encuentra en los libros.
El almuerzo fue un verdadero deleite para el alma, preparado con ingredientes frescos y mucho cariño. Para cerrar el día con broche de oro, tres mujeres talentosas nos envolvieron con ritmo y canto, interpretando un son del Pacífico—un estilo musical tradicional afrocolombiano lleno de percusión y voces cálidas. Fue un momento vibrante y lleno de alegría, que dejó una huella imborrable en mi corazón.
Regresar a La Dicha: Con el Corazón Lleno
Volver a La Dicha antes de partir fue como cerrar un círculo. Solo habían pasado 48 horas desde que llegué, pero cada experiencia vivida estaba llena de profundidad y significado.
Lina y su madre me mostraron que viajar de forma regenerativa es posible: se trata de cuidar, de nutrir, de transformar. La Dicha no es solo un lugar para quedarse —es un espacio donde el alma puede echar raíces.
Me fui con el corazón lleno y la promesa de regresar. Porque más allá de los paisajes y los sabores, lo que perdura son las conexiones: con la naturaleza, con las personas y con una misma.


