Érase una vez, como empiezan todos los buenos cuentos de hadas, un hombre rico y arrogante que vivía en la ciudad colonial de Quito. Este caballero vivía como un príncipe. Peor aún, se creía mejor que la gente de la ciudad. Mejor que sus compañeros. Incluso mejor que el orgulloso gallo que servía de veleta en lo alto de la Catedral de Quito.

De hecho, todos los días insultaba al gallo al pasar,

«¡Qué gallo más chistoso!»

«¡Que tontería de gallito!»

Una noche, tras una velada de juerga en una posada local, este hombre próspero pero orgulloso decidió detenerse de nuevo y reprender al orgulloso gallo. El gallo perdió toda la paciencia. Contra todo pronóstico, se apeó de su percha metálica y bajó volando para atacar al borracho. Sin miedo, el gallito pinchó, apuñaló y pinchó hasta que el hombre se cubrió la cabeza y huyó despavorido, deteniendo sus odiosas palabras a mitad de frase.

Al día siguiente

A la mañana siguiente, el hombre se despertó cubierto de heridas. Aunque recordaba un ataque del gallo, le costaba creer que una veleta pudiera haberle castigado de tal manera. Sin embargo, las lesiones no mienten. Así, el prepotente caballero optó por dejar de beber todo lo que no fuera agua y no volver a insultar al gallo.

Desde entonces, el gallito ha permanecido en su puesto, dominando Quito, sirviendo de brújula a los cuatro vientos. No existe rumor alguno de que haya abandonado su puesto desde la época colonial, pero esté prevenido al pasear por la Plaza de la Independencia. El gallo siempre está en guardia contra las personas llenas de demasiado orgullo.

El fin.

Muchas gracias a nuestra guía, Adriana, y a un desconocido bloguero de Flicker.com por esta historia en español… como en todos los buenos cuentos de hadas, me he tomado la libertad de contarla como mejor me parece. Cualquier parte que no encaje con la leyenda es sólo culpa mía.

Este artículo se publicó originalmente en agosto de 2013.

Catedral Metropolitano

La Catedral Metropolitano

Aunque no es necesario entrar en la Catedral para disfrutar de la Veleta del Gallo, se ofrecen visitas autoguiadas que incluyen las cúpulas y la azotea. La entrada al museo y a la visita está en el lado de la Catedral que da a la Plaza Grande.

No se permite el turismo cuando hay servicios en curso.

Si desea ver la Plaza Grande y la Catedral Metropolitano por la noche, considere la posibilidad de pasar la noche en el Hotel Plaza Grande y pida una habitación orientada a la plaza.