Jacqueline Granda Marcillo ha conocido el Barrio La Tola desde su niñez. Sus recuerdos de la gente amigable, de la comida típica y de la cultura tradicional se avivan cuando conduce recorridos de este sector del Centro Histórico de Quito. Por esta razón, es la guía turística perfecta para escribir este artículo.
La tradición toleña
El barrio La Tola, se ha constituido en un lugar al que cada vez vamos con más frecuencia, pues, aunque cuenta con tradición centenaria en historia, gastronomía, artesanía y costumbres, en los últimos tiempos se ha reinventado y regenerado brindándonos una alternativa diferente para quienes gustamos de las experiencias únicas en una ciudad con características únicas, como lo es Quito.
La Tola, un barrio diferente
La Tola, es conocida con este nombre desde aproximadamente 1929, lugar en el que ocurre un hecho geográfico singular, pues de cierta forma, permaneció aislada geográficamente, de lo que hoy llamamos casco colonial.
Estuvo separada por el extenso humedal que hoy, las actuales Avenidas: Gran Colombia y Pichincha, además de la quebrada del Río Machángara, podría decirse que su desarrollo tomó un poco más de tiempo, y consecuentemente, la consolidación de costumbres propias que hasta la actualidad los identifican y enorgullecen.
Los Toleños de corazón
A diferencia de otros barrios de similar antigüedad, La Tola se diferencia por conservar el interés de mantenerse como un lugar residencial. Pues sus lugareños le apuestan por la reactivación productiva a través de emprendimientos locales que convoquen a propios y lejanos con lugares de entretenimiento que combinan el arte, la cultura, el folklore, la gastronomía, lo genuino del Quito antiguo, y en general la calidez de su gente que conserva su forma de vida en comunidad. Por eso, su slogan es “Tola La Vida.”
El recorrido
En los alrededores de La Tola es fácil maravillarnos por los oficios de antaño como: la elaboración de golosinas enconfitadas, las peluquerías tradicionales, las tapicerías, y cerrajerías. Por supuesto, se respira un espíritu propio a lo largo de sus calles angostas y empedradas; lugares que nos invitan a admirar su arquitectura religiosa como la Capilla de María Auxiliadora y el Oratorio festivo del Padre Izurieta.
Artesanos en madera
Además de las manos hábiles de artesanos que restauran esculturas de Santos y trabajan bajo pedido piezas únicas talladas en maderas como el seike, que van desde sillas, mesas, animales, o el niño Jesús.
Estas son dos paradas imperdibles para conocer más de aquellos pobladores que enriquecen al barrio y a la cultura Quiteña, caracterizadas por el arte hecho a mano.
Caminar y disfrutar las calles de La Tola, es enterarse de historias propias en cada una de sus calles, de sus casas, de sus habitantes, sus colores y sus aromas, es fácil descifrar en el ambiente la autenticidad del Quito antiguo.
La yapa cultural de La Tola
En relación al arte y la música, se creó la “Casa de las bandas”, cuyo objetivo es el desarrollo de esta disciplina artística que pone ritmo a cada festividad popular en la que la banda de pueblo es protagonista.
Es maravilloso pensar que un barrio tan pequeño en extensión, pero tan rico en tradiciones es poco conocido y aprovechado en un ámbito turístico con repercusión social, pues no solo que es cuna de artistas, sino también de un legado español, como el Toreo en la Plaza Belmonte, o deportes como el boxeo, y aficiones como la pelea de gallos, en la actualidad se lo recuerda con relatos pues bajo la ordenanza actual, está prohibida su ejecución.
La Gastronomía
En este recorrido de lugares tradicionales, encontramos restaurantes de más de 40 años de existencia, especializados en sopas, como uno de los mejores sitios en Quito para disfrutarlos “Los Caldos de La Tola”, o a la vuelta de la Iglesia de San Blas la famosísima “Picantería de Doña Blanquita”, especialista en la mejor fritada del centro histórico.
En el mercado central, encontramos la cómida típica del sector, como los famosos corvinas con papa, el pescado frito servido con encurtido y los batidos de alfalfa de Doña Aurorita, mis favoritos desde niña.
Todo este entorno ha hecho posible que las nuevas generaciones se nutran de un bagaje muy rico en tradición, cultura, por supuesto respaldado por sus antecesores quienes ven en sus hijos y nietos la posibilidad de preservar su legado.
Este es el caso de la familia Moreno Moya, quienes, en el corazón de la Tola, le han dado un impulso innovador a la herencia familiar basado en la producción y preparación de la deliciosa fritada, y sus acompañantes como lo son: el mote, el maduro asado, el chicharrón, las papas, el ají tradicional y algunas alternativas más que forman parte del menú del Bar – Galería “Sereno Moreno”.
Sereno Moreno, una tradición toleña
Durante los años 70, era muy habitual encontrar puestos de comida sobre la Calle Chile, en los que se comía y compraba para llevar al paso, con un módico precio en sucres, uno deleitaba su paladar con una buena fritada, considerado un plato fuerte por la consistencia de los elementos andinos que lo conforman.
En la actualidad los hermanos Josué y Cristian, le han dado un refresh completo y atractivo para quienes amamos las experiencias de inmersión que involucran la gastronomía, el arte y el entretenimiento, es así que el Bar – Galería “Sereno Moreno”, posee tres pisos dentro de una casa patrimonial, en la cual tenemos un disfrute garantizado con su producto estrella: “La Chicha”, misma que es producida con maíz morado. Es importante mencionar que este producto es producido por un emprendedor la Provincia de Cotopaxi, muy interesado en el consumo de esta especie de maíz propiamente ecuatoriana.
La chicha es de diferentes grados de fermentación, y con un proceso especial que garantiza al comensal el disfrute de esta bebida sin sentir embotamiento al beberla. Utilizan ingredientes que logran un producto diferenciador entre la gran oferta de la ciudad, uno de ellos es la remolacha y muchos ingredientes más. Una visita a Sereno Moreno es un manera perfecta para terminar un tour del Barrio La Tola.
¡Qué Viva La Tola!
Un recorrido en La Tola, te ofrece todo, su ubicación privilegiada te permitirá disfrutar de su gastronomía, sus exposiciones itinerantes de arte, tradición artesanal, y por supuesto la oportunidad de visitarla y mantener viva la cultura Toleña.